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¿De qué manera la mentalidad ancestral de los Kogi puede desmentir las teorías del primer mundo?

Reflexiones de cuando tuve mi primer contacto con la cultura Kogi, hace 8 años.

Por Martin Amaya


Recién bañada, fértil de energía, con un aroma abrumador que capturaba el espíritu de la naturaleza, la tierra se desvistió enfrente mio. Pese a los jejenes que devoraban mis piernas sin mesura, y al fuerte latido de mi corazón, me sentía en armonía con ella. Mientras los pájaros y los micos enterraban banderas y declaraban su independencia con gritos y trinos inquietantes, levanté mi mano y la puse encima de la roca en la cual estaba sentado. Desde el momento en que mi esencia humana llegó en contacto con la tierra, sentí una corriente de energía en mi brazo, como si la tierra fuera un circuito y yo el metal que inducía la electricidad; solo, que en vez de electrones, transmitía vida, creando una conexión directa con toda la fauna y flora autóctona de la Sierra Nevada de Santa

Marta. Mientras me sumergía en un paraíso propio de la montaña, oía decir al frente mío, que la tierra era la madre de todos nosotros.



Hace ocho años, tuve la primera oportunidad de visitar el colegio de la tribu Kogi llamado Seywiaka en la Sierra Nevada de Santa Marta. Aunque en esa ocasión solo visité esta cultura por un par de horas, la experiencia me cambió internamente. Mi percepción frente a la importancia de la naturaleza fue transformada cuando mi pie se apoyó por primera vez en la montaña. Me sentía rodeado de una energía pura y ancestral, una sensación que jamás había sentido antes en mi vida. Al inhalar profundo, el aire fresco de la montaña fluía por mi nariz la cual lo disfrutaba plenamente. Y no solo era pureza lo que respiraba, la armonía entre fauna, flora y humanidad, llegaba a mis pulmones cada vez que aspiraba.

Un equilibrio interno, una conexión más profunda. A decir verdad, yo conjeturaría que los indígenas en la Sierra podían sentir mi presencia y la de mi familia cuando nos sumergimos en el mundo de la Sierra, pues con el cambio en el comportamiento del viento, era evidente que se había interrumpido el balance de la montaña.


Los Kogi son una tribu indígena descendiente de los Tairona, cuya supervivencia depende del intercambio con la tierra. Los Kogis, los Ahruacos, los Wiwas y los Kankuamos comparten la Sierra, bajo una mentalidad primitiva pero sabia frente a la conservación de la naturaleza. Por otro lado, la modernidad hace lo opuesto. La sociedad ha adoptado costumbres dañinas para el medio ambiente, muchos, en especial los políticos, se han dejado manipular por la avaricia. Por consiguiente, hoy nos enfrentamos a la triste realidad del cambio climático. Sin embargo, la filosofía de los Kogi y sus observaciones con

respecto a la inter relación de los pisos climáticos en la Sierra Nevada y la necesidad del balance entre estos, pueden traer nuevas perspectivas hacia las soluciones del tema del calentamiento global; por ende, deben ser considerados. ¿Por qué es importante el cambio? ¿Porqué deberíamos considerar la modificación de nuestros hábitos cotidianos? ¿Si bien somos la raza humana más avanzada que ha existido, quizás no somos la más sabia? ¿Después de tantos años en estado evolutivo, cómo es que hasta ahora nos damos cuenta de que hemos fallado? La ambición, el egoísmo, la idolatría, la codicia, todas son características del ser humano que debemos aceptar. Pues, el consumo simplemente

es un instinto humano, y la desmesura, es la consecuencia de la acumulación de la riqueza. Es realmente decepcionante ver la manera en la cual la sociedad moderna acepta y reconoce sus acciones corruptas, ocultándolas detrás de excusas y filtros falsos que engañan a la gente y se cobijan en el fraude. Basados en esta metodología, los políticos alcanzan popularidad y exaltan al público mostrando solo el lado positivo de sus acciones. Más dinero, más petróleo, más fabricación, más exportación; cuando el público oye esto, instintivamente piensa en su propio beneficio y como esto mejorará la industria del país. Sin embargo, lo que evitan mencionar es que todo esto va de la mano de herir al medio ambiente.


Al mismo tiempo, los gobiernos son completamente vulnerables al mando de aquellos que poseen el poder. Debido a esto, nuevas políticas ambientales, influenciadas por líderes ignorantes o manipuladores, están siendo ejecutadas en países desde el tercer al primer mundo, así agrandando nuestra huella de carbono, y empeorando el calentamiento global. Debe señalarse el hecho inconcebible de que múltiples políticos ni siquiera creen en el calentamiento global. Aquellos como el senador James Inhofe, el director de ClimateDepot.com Marc Morano, el científico Roy Spencer, el político britanico Christopher Monckton, el presidente Bolsonaro y hasta el presidente Donald Trump no creen en la gravedad del cambio climático. De hecho, en el 2012 el presidente Trump escribió el

siguiente tweet: “The concept of global warming was created by and for the Chinese in order to make U.S. manufacturing non-competitive” En Enero del 2020, trinó: "Nothing's a hoax about that. It's a very serious subject... I want the cleanest air, I want the cleanest water. The environment is very important to me. I also want jobs. I don't want to close up our industry because somebody said you have to go with the wind." ¿Cómo es que una persona así de ignorante pueda llegar a asumir el rol más importante en toda América? Al presidente Trump solo le importa lo que le conviene, es decir, la industria y el dinero. De la misma forma, el presidente Bolsonaro no tiene en cuenta que el cambio global afecta a todo el mundo y proclamó que: “es una falacia que la Amazonía sea patrimonio de la humanidad o el pulmón del planeta”. ¿Cómo es posible que, aunque sea tan evidente el cambio climático, los políticos estén sesgados por su propia obstinación a ver simples estadísticas? ¿Por qué exponen ciertos científicos y economistas que el calentamiento global tiene un impacto mínimo en la sociedad? ¿No han visto a los ecosistemas en todo el mundo secarse, recibir un exceso de dióxido de carbono e incrementar en temperatura drásticamente?


¿De qué manera la mentalidad ancestral de los Kogi puede desmentir y demostrar el error craso de las teorías del primer mundo?

Como mencioné previamente, los indígenas Kogi habitan el macizo montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta. Esta tiene una gran diversidad de ecosistemas, e incluso, tiene los ecosistemas más representativos de la América Tropical. Sin embargo, en los últimos años, se ha evidenciado un detrimento drástico en los niveles de nieve en los glaciares de la Sierra Nevada. En efecto, la Sierra ha perdido 90 por ciento de su superficie helada en los años recientes, y se estima que antes del 2030 podría quedar sin nieve. Como afirman los Kogi, los páramos de la Sierra son los lugares más sagrados, ya que de estos glaciares depende la fertilidad de toda la montaña. Concuerdo con el fenómeno del ciclo del agua, según las observaciones de los Kogi, en todo lo que pasa abajo se hallan consecuencias arriba, y lo que sucede arriba tiene repercusiones abajo. Es decir, la polución, la industria, el comportamiento corrupto de los humanos abajo en la tierra, son los causantes de la escasez de nieve en las cimas de las montañas. Debido a esto, no habrá suficiente agua que corra por las venas de la montaña– los ríos– para que llegue abajo y se una con el mar. En consecuencia, la tierra no podrá absorber la hidratación necesaria para poder mantener su fertilidad y así darle de comer a la flora y fauna de la montaña. La noción del balance entre arriba y abajo es crucial para la supervivencia de la tierra. No obstante, el hombre moderno constantemente irrespeta el equilibrio de la naturaleza, olvidándose de este principio por completo, Este balance aplica a todos los diferentes ecosistemas de la Sierra Nevada. Como se ha afirmado arriba, la Sierra tiene los ecosistemas más representativos de la América Tropical, debido a que en ella se hallan todos los diferentes pisos térmicos. En efecto, a solo 25 millas de la playa, se encuentran

los picos de las montañas. Sus ecosistemas varían de páramos a desiertos, de bosques a planicies, todos estrechamente relacionados. Esta cualidad es realmente única, de ella nace la visión Kogi que se basa en la idea de que la Sierra Nevada es un microcosmos de todo el resto del planeta. De cierta manera, la Sierra Nevada de Santa Marta predice y refleja el destino de toda la tierra, pues todo lo que le suceda es un síntoma de lo que está sucediendo en el resto del planeta. Por esto es que los Kogi lo llaman el ‘corazón del mundo’, la Sierra para ellos, es el centro de la tierra. Los científicos anuncian que el calentamiento global es una realidad ocurrente, y que, de la misma forma en que los nevados en la Sierra están perdiendo su nieve, los glaciares en los polos se derriten. Si la

sociedad moderna considerara la mentalidad del microcosmos Kogi, y analizara las consecuencias del calentamiento global sobre la inter relación de los pisos térmicos, llegaría a la conclusión que el mundo está destinado a un periodo largo de devastación. ¿Pero porqué no se dan cuenta de aquella observación tan elemental? ¿Si, acá, en el corazón del mundo, la situación es de tanta gravedad, y ahora solo quedan seis de los diecinueve nevados en los páramos de la Sierra de Santa Marta, por qué es que a gente como Trump le sigue importando más su riqueza que la madre de todos nosotros? La ceguera que trae la avaricia es realmente impresionante.


Definitivamente, los Kogi, al ser los “hermanos mayores”, tienen un conocimiento mucho más profundo de la conservación del medio ambiente, pues ellos han convivido con la tierra desde el comienzo de la raza humana, y por ende, asumen el rol de los vigilantes de la naturaleza. Los Kogis se consideran los “guardianes de todo el planeta”, y su misión es cuidar a la madre tierra. Ellos dicen que son tan viejos “como las piedras mismas”, pues ellos llevan mucho más tiempo acá que los humanos modernos. Por lo tanto, ellos son testigos de la corrupción y la inclinación natural del hombre moderno de destruir su medio

ambiente dándolo por eterno. Ellos han evidenciado la verdadera historia de la humanidad; desde la llegada de los Españoles, a la matanza de miles de indígenas Tairona, hasta el calentamiento global del presente. Por esto es que nos llaman los “hermanos menores”, pues somos mucho más recientes en el proceso evolutivo, y ellos llegaron al mundo primero que nosotros. Debido a esto, sienten el deber de guiarnos y ayudarnos a evitar el fin del mundo. En vez de castigarnos por predestinar la muerte de la tierra, nos muestran compasión y generosidad, y están dispuestos a salvarnos a todos. Los Kogi han habitado la Sierra por mucho tiempo, tienen una conexión profunda con la naturaleza, y exhiben una virtud llamada ‘sugui’. Esto se refiere a la capacidad de escuchar a la naturaleza, y así conseguir una sabiduría sagrada e intangible. Sugui es la colección de sus conocimientos, es la cordura, es una conexión más profunda con la dimensión espiritual. Pues cuando a un Kogui se le otorga el sugui, encontrará el balance espiritual, un equilibrio interno entre la

mente, el espíritu y lo físico. Así, los Kogi, generalmente los Mamos y las Zagas, podrán conectarse con Aluna. Según ellos, Aluna es el mar, es la tierra; no es una persona, sino es un espíritu ancestral de la vida, de la posibilidad. Aluna es la madre de ellos, y de todos nosotros. En otras palabras, Aluna es el espíritu de la madre tierra, y es la conexión entre los Kogi y el ser de la tierra. Por lo tanto, ellos piensan en Aluna como un ser viviente, pues se considera que tiene sangre y venas donde fluye la energía cósmica del universo.

En contraste con la moral de la sociedad de los “hermanos menores”, los Kogi aprecian a la tierra, ya que es su madre y la deben respetar. Se comunican con ella y le hacen pagamentos para restituir todo lo que le hemos raptado. En el documental From the

Heart of the World, un Kogi anónimo manifiesta esta noción: “Her teachings have not been forgotten to this day, we all still live by it. But now they are taking the mother’s heart, they are digging up the ground and cutting out a liver and her gut. The mother is being cut to pieces and stripped of everything. The great mother too has a mouth, eyes and ears. They are cutting out their eyes and ears.” Acá se exponen las acciones alarmantes y viles de los “hermanos menores”, pues la están oprimiendo y violando de todas sus riquezas naturales. ¿Por qué somos una sociedad tan obstinada? ¿Por qué no somos capaces de darnos

cuenta que el desgaste de la madre tierra, Aluna, ocasionará la muerte del único planeta habitable en todo el sistema solar?


Madre solo hay una, y ella nos otorgó la vida. Por ende, es nuestro deber, es nuestro propósito como seres vivientes de respetarla y devolverle su cariño. Los

Kogi entienden esto, y para ilustrarlo, venera a la tierra, se comunican con ella y comprenden sus necesidades. Así, la cuidan. Resumiendo lo planteado, el

sugui y la conexión entre ellos y la madre tierra, y les habilita tener una perspectiva mucho más subjetiva y amplia frente el calentamiento global, pues ellos se

comunican con la Aluna, la tierra, y saben cuando ella está siendo maltratada. Ella les habla con las ondas en el agua, los aros eternos que se agrandan hasta

alcanzar las ‘esuamas’ o la orilla del mar, y terminan su ciclo de vida justo en los pies de los Kogi. Y en los últimos años, les ha manifestado mucho más que

simples quejas debido al cambio climático. Esto tiene que cambiar, los Kogi tienen que ser oídos. En tal sentido, escribo esta columna con el propósito de esparcir sus mensajes y darles una voz, pues yo solo soy un vehículo, un micrófono para que ellos

les manifiesten a ustedes, los “hermanos menores”:


“Los humanos creemos que tenemos el poder de hacer, manipular, u organizar, acomodar la tierra, de acuerdo a la comodidad, de acuerdo a la conveniencia de nosotros. Y eso es algo que no es cierto. La única que tiene el poder es la madre naturaleza, por eso en este momento nos tienen en esta situación. Por nuestra necedad es que nosotros hemos buscado esta situación. Por eso hay que tener amor hacia la tierra, pues es la única que tiene el poder de darnos vida, es la única que nos puede dar la garantía de existencia de la humanidad”. Así dijo Duamaco, el director del colegio Seywiaka en la Sierra Nevada. Cuando Duamaco menciona “esta situación” se refiere al coronavirus cuya causa, según ellos, fue la desarmonía entre los humanos y la naturaleza. Por su parte, los Mamos, de cierta manera, predicaron el virus. Antes de que el primer caso fuera detectado en Colombia, los Mamos le habían advertido a la gente que habían notado un desequilibrio en la tierra. Les habían dicho que el desbalance provocaría sequías, largos inviernos, huracanes, tsunamis y enfermedades. En efecto, la agresión, la compulsividad y la contaminación de la humanidad, iba a invocar el fin del mundo (Colombian indigenous groups rush to protect elders, leaders from COVID-19). ¿Quién es el que se está riendo ahora? Nuestra

ignorancia, nuestra obsesión por consumir nos impidió ver lo evidente, lo que estaba en la punta de nuestras narices.


En este mismo orden de ideas, teniendo en cuenta el calentamiento global, la teoría del microcosmos y su conexión con Aluna, los indígenas Kogi simplemente quieren que la gente del planeta entienda que no se puede abusar. “Our message is not only for people here but people all over the world. You don’t have to abandon your lives, but you must protect the rivers”, dice el documental mencionado anteriormente. La tierra es nuestra madre, y de ella no se puede exigir. De la misma forma, los Kogi quieren que los “hermanos menores” respeten la tierra y no abusen de sus ecosistemas, pues la tierra es el cuerpo

de la madre, y las repercusiones de nuestras acciones es como si hubiera un coágulo de sangre que no permitiera el flujo de la energía de la naturaleza. La humanidad le ha quitado a la tierra sus recursos naturales, pues se le ha olvidado que ella es un ser viviente también, que ella tiene derechos y que de ella dependemos. De cierta manera, los Kogis son los primeros ambientalistas, pues ellos tienen muy claro que nosotros tomamos sin mesura, y no reponemos nada. Por lo tanto, ellos nos dicen que debemos buscar el equilibrio interno para, así vivir en armonía con la tierra.


Hago un llamado a todos los habitantes del planeta, a que no sólo donen y apoyen a la comunidad de Seywiaka, sino también a que escuchen el mensaje de los Kogi, tomen acción y así aporten a las medidas necesarias para frenar el cambio climático y reparar los daños ya causados. Mantengamos la esperanza que en algún futuro podremos ver los picos de la Sierra rebosantes de nieve otra vez. Actuemos ya, para que así salvemos el planeta juntos y las nuevas generaciones puedan aprender a cuidarlo; pues a largo plazo, de ellas depende nuestro futuro y la conservación de la madre tierra. Como dice un Kogi en el documental Aluna: “When a baby is born you must have good thoughts. Teach the example of others who have lived well. If we don’t teach this baby anything he will not know how to think. This baby will teach the next generation, she will carry on the thread.”



 
 
 

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